viernes, 12 de mayo de 2017

“Eso no es natural” vs la homosexualidad.

                                 

Dibujo de Nunzio Paci

Hace algunos meses en México estuvo en boga y fue trending topic la noticia y discusión sobre leyes que podrían aprobar la adopción entre parejas del mismo sexo, en el calor generado por esta situación, volví a escuchar una queja constante de parte de muchos conservadores como argumento oposicionista a las relaciones homosexuales: Eso no es natural. Por lo que me gustaría por un rato al menos, hablar de esto.
Detengámonos por un momento a pensar ¿Qué es lo natural? Y consecuentemente ¿Lo natural es lo "correcto" por hacer?. Lo natural tendría que ser relacionado estrictamente a nuestra condición como especie animal y hacia el instinto, de aquí surgiría una nueva pregunta ¿Los humanos tenemos instinto?
Para comenzar a abordar estas preguntas, empecemos diciendo, si el humano es  producto de evolución y etológicamente somos animales, por ende, si, tenemos instintos, impulsos que emanan de nuestra animalidad, empujes tales como comer, tener relaciones sexuales, agredir, defecar, son nuestras necesidades más básicas y el apuro por cumplirlas de la forma más inmediata, pero, ¿Esto significa que debemos cumplir estos instintos al momento? Claro que no, esto es algo que todos sabemos, lo que pondría, ya de entrada, la evidencia de que nuestros instintos no nos controlan, hay algo por encima de ellos, algo más fuerte, podemos llamarle educación, moralidad, razonamiento, condicionamiento, ley, etc.
Se reconoce la existencia de instinto en los humanos, y al Homo Sapiens como producto de una evolución milenaria. El psicoanálisis teoriza la existencia de otro elemento, similar al instinto en cuanto a fuerza que empuja, pero exclusivamente humano, probablemente también producto de una evolución, no biológica, pero compañera, una evolución a nivel psíquico, producto de las acciones, de los cambios a la cultura, esto se conoce como pulsión.
Como ya dije, la pulsión se asemeja al instinto en el sentido de que también es una fuerza que empuja hacia algo, pero hay algunas diferencias, la principal es que la pulsión no tiene objeto, ¿Qué quiero decir con esto?, el instinto posee un objeto fijo, si un animal tiene hambre, su objeto es la comida, cualquier comida, si un macho tiene el instinto de reproducción, la hembra será el objeto de ese instinto, cuyo objetivo (reproducirse) solo podrá ser cumplido al aparearse con una, aquí hay que dejar en claro que a diferencia del humano, los animales no necesitan foreplay, y su instinto no los llevará hacia acciones no reproductivas (felación, besos, caricias, etc), en el caso de la pulsión, la cual no tiene objeto, no podemos hablar de que el tener hambre lleve inmediatamente a comer cualquier cosa, si no que, al carecer de objeto, esta necesidad de alimento puede ser postergada, o incluso rechazada solo porque no hay lo que “se nos antoja”, y al experimentar deseos sexuales, no necesariamente tiene que ser con el objetivo de reproducción, por lo tanto no se necesita una persona del sexo opuesto, vaya, ni siquiera se necesita una persona, la pulsión, que no tiene objeto fijo predeterminado, puede escoger un objeto como zapatos, pañuelos, animales, manos; conformarse con ver, con escuchar, y así una interminable lista de objetos posibles para la pulsión (sexual para este ejemplo). Acá irremediablemente también deberíamos hablar de otros conceptos meramente humanos como el deseo y la fantasía, pero por la intensión de un texto breve, dejaremos para después.
Por lo tanto, si hablamos de lo humano, se debe hablar más de lado de la pulsión que del instinto (representante de lo natural-animal), ya que si algo demuestra la historia registrada, es precisamente, que lo que hace el humano es, alejarse de la naturaleza. Y bien,  ¿Esto es bueno o malo? El psicoanálisis, que no es una cosmovisión del mundo, no puede ni debe decirlo, solo se limita a describir y teorizar sobre lo que ha acontecido,  el humano, aterrado ante la amenaza de la naturaleza, escogió vivir en grupo para protegerse, pero esta forma de vivir que le favorecía en cuanto a supervivencia, también tenía y sigue teniendo un costo: la represión y control de nuestros impulsos e instintos, y dejando una (entre varias) forma posible de descarga aceptable: la sublimación, creadora de arte y cultura, esta forma de vivir probablemente dio como resultado evolutivo –utilizo esta palabra, por no contar con otra para tratar de decir  que es el resultado de un proceso de largos  años- a la pulsión, inherente a todo humano y solo a él.
Dicho todo lo anterior, debo concluir diciendo que ante la proclamación de “Eso no es natural” como argumento en contra de la homosexualidad, tendría que responder que, si la pulsión (elemento exclusivo del humano) no tiene objeto, entonces lo “natural” (naturalidad humana) sería precisamente que nuestro objeto sexual esté entre toda una variedad de posibilidades (y no solo la heterosexual).

Psic. Paulina Serrano F.

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