Continuando
una línea de textos sobre lo natural, su desarmonía con lo humano, y cómo esto
nos mete en muchos problemas sin saberlo, escogí esta vez hablar del el
adolescente y una búsqueda vacía que embarca y que tiene como final un saber imposible.
Empecemos diciendo que cuando un niño llega a la “adolescencia” -palabra que está a discusión sobre qué es realmente, tratemos de definirla ahora mismo como la parte psíquica correlativa a la pubertad, que enmarca todos los cambios biológicos que ya conocemos, así la adolescencia será producto de la misma pubertad- este se encuentra lleno de nuevas excitaciones pulsionales, en esta etapa de la vida el objeto sexual pasa a ser el otro, el semejante y la zona erógena que predomina es la genital –aclaremos rápidamente que antes de la pubertad, el niño tenía otras zonas erógenas, no genitales y otros objetos sexuales que no eran precisamente las otras personas-, así el adolescente busca relacionarse con el sexo contrario (probablemente esto incluso aplica a homosexuales), pero él no sabe la manera de hacerlo, puesto que a diferencia de los otros animales, nosotros los humanos no contamos con un instinto que nos indique cómo lograr la relación sexual, cómo seducir al otro.
“No existe la relación sexual” es la dolorosa verdad que anuncia el psicoanalista francés Jaques Lacan, esto quiere decir que no hay un conocimiento natural que nos guie hacia esa relación entre los sexos. El adolescente no lo sabe, pero sigue sintiendo todas estas urgencias pulsionales, está siendo bombardeado por ellas, busca respuesta en el adulto, en las figuras paternas en las que hasta el momento había confiado, en cuyos criterios se había basado para formar los cimientos de su vida, esas figuras que habían ayudado a la formación del Súper Yo y todo lo que engloba, pero estas figuras no tienen la respuesta, porque la relación sexual no existe.
Sin embargo, el adolescente quien ignora esta verdad, insistirá en encontrar el camino hacia su objeto sexual y puesto que las figuras paternas han fallado al proveer una respuesta, el adolescente tendrá que buscarlas en otro lado, recurrirá al Otro, a personas o grupos que cree que pueden proporcionarle lo que tanto anhela, por esto es común que los adolescentes se incluyan en tribus urbanas, bandas y organizaciones.
En esta búsqueda por encontrar guía que lo lleve a la relación sexual, tratará también de encontrar su Ser, su cuerpo. No hay relación sexual, no hay instinto sexual natural que nos esclarezca el rumbo, cada sujeto tendrá que encontrar su propio camino, lo que lo lleva a la singularidad (objeto a y fantasma, ambos conceptos psicoanalíticos que espero abordar en un futuro), por eso la adolescencia tiene como una de sus principales características la rebeldía, por la búsqueda de ese cuerpo y ese ser, ese querer ser diferente a las figuras que decepcionaron al no poder proveer un saber (Las figuras paternas caen de un pedestal, y el adolescente se da cuenta que sus padres también son ignorantes).
Hay muchos rumores, afirmaciones falsas o ciertas acerca de la adolescencia, lo más común es oír hablar de una rebeldía como ninguna, una perversión, una excitación sexual enorme, el que las generaciones actuales cada vez están peor que antes, que ya no hay vergüenza en los jóvenes, etc. Todas estas afirmaciones sin saberlo, podrían estar marcando un estereotipo, o una actitud profética; al decir “los adolescentes son así”, probablemente el adolescente inconscientemente decida personificar “eso” que el Otro cree que es. Para ponerlo en otras palaras, se le hace un disfraz de adolescente, el cual debe llevar para ser reconocido como tal.

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